Trabajamos de arriba abajo: primero hacemos la línea principal y luego la desplegamos como una pirámide. Es, con diferencia, el enfoque más inteligente y eficaz". En el caso de los gases industriales, el tiempo de amortización de un sensor de caudal es aún más corto. Mientras que el aire comprimido cuesta unos céntimos por metro cúbico, gases como el argón, el nitrógeno o el oxígeno cuestan unos euros por metro cúbico.

"Por ejemplo, la soldadura utiliza argón y CO2. Las mangueras conectadas al soplete suelen tener fugas. No se huelen, y conozco una fábrica en Estados Unidos donde las fugas estaban en los barriles. Cada vez ayudamos a más empresas a gestionar estos gases industriales".

Tiene su origen en un invento familiar

Pascal van Putten fundó VPInstruments hace 24 años. Su padre era profesor en la TU Delft y ya había inventado un sensor térmico de flujo en los años setenta. "Fue el primero del mundo en conseguir un sensor de flujo en un chip", dice Van Putten. Su padre perfeccionó el concepto en las décadas siguientes, sin prestar mucha atención a su comercialización. "La pasión de mi padre era cómo trasladar el mundo físico al electrónico. En algún momento -yo estaba terminando mis estudios de ingeniería mecánica- se desarrolló un prototipo que era muy interesante. El sensor de caudal estaba normalizado, tenía un gran rango de medición y una gran precisión. En ese momento se juntaron muchas cosas: recibimos una subvención de Technostart -¡el predecesor de YESDelft! - y espacio para oficinas. En aquel momento no tenía hijos, ni hipoteca, ni nada que perder, así que decidí fundar VPInstruments junto con mi hermano". Ahora es el único miembro de la familia que sigue implicado en la empresa. Ahora trabajan en ella 25 personas.

Batería barata

Van Putten tiene una idea interesante para las fábricas con picos de consumo elevados. "Si estas empresas invierten en almacenamiento de aire comprimido, podrían hacer funcionar la misma producción con compresores más pequeños. Así se alivia la carga de la red eléctrica local y se hace un servicio no sólo a uno mismo, sino también al prójimo". Hay empresas que almacenan aire comprimido en cúpulas de sal subterráneas. Es una batería relativamente barata. Pero también puede ser más pequeño con tanques de almacenamiento locales en tu propio sistema de aire comprimido: supongamos que como productor en Rotterdam no necesitas aire comprimido todo el tiempo o quieres comprar la electricidad para tu aire comprimido de forma barata. Entonces pone en marcha el compresor cuando el precio de la electricidad es bajo. Con la ayuda de tu tanque de almacenamiento, puedes gestionar mejor los picos de carga". La inversión en tanques de almacenamiento no es cara, dice. "Hay que tener en cuenta que al comprimir aire se añade agua. Hay que secarla, lo que cuesta energía. Si no, el depósito se llena de agua. Puede ser interesante que una consultora calcule este tipo de ideas".